25.4.16
La parte buena de esta noche.
Las madrugadas que me fumo sin remordimientos acaban siempre en amaneceres de melocotones y pomelos maduros. Éste concretamente, va pintado de fresas con leche y olor a tierra mojada; no me preguntes por qué.
Cuando despierte de nuevo, este momento se habrá secado y con él todos los fracasos que derramé sobre la noche. Aún puedo oírlos latir y sin embargo es como si ya hubiesen muerto, ya vuelve a quedar la página limpia ansiosa de acción.
Podré escoger sonrisa, botas altas y algo para comer. Qué importa lo demás. Si hoy no se deja escribir, ya volveré otro día, y si hoy tampoco apareces con flores, mejor.
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