28.7.16

Escribir es para ella.



       Encontró en ese rincón blindado a las miradas el instante hermoso que no esperaba vivir de nuevo, ni hacerlo tan distinto a otros que había sentido. A oscuras los sentidos, cada poro contraído en sincronización perfecta con las sístoles del corazón. Estaba en el vacío.
      Seguían las líneas estremeciendo el papel cuando recuperó el sentido del tiempo y se dejó llevar al segundo siguiente, de nuevo el oxígeno enhebrando vida en las retinas con esa cadencia que pasa desapercibida. El momento se perdía en el espacio, pero dejaba su aliento en la página escrita. Todo volvía a ser como antes, excepto eso: el rastro de un instante de inspiración que lo había transformado todo.

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