22.6.16

Simple.

     
       Trenzado en la médula, electrificando cada fútil molécula de tu cuerpo y resucitando el emplaste de todas ellas se halla, modesto, el sentimiento que gustan llamar felicidad.
       Relámpagos de luz diluyéndose en las tripas igual que la estela de un cohete perdiéndose en el cielo. Si cierras los ojos, de nuevo puedes verla y notar como te revuelve el flequillo y hasta la vida entera. La risa escapa de tí en bloque, date cuenta, cuando menos lo esperas la escuchas salir desafiando cualquier señal que hable de cordura.
        Misterios que surgen para no ser cuestionados ni mucho menos entendidos, son inundaciones que te llevan flotando a tantos lugares como estés dispuesto a explorar, sin importar el porqué. Y cuando esa intensidad desaparezca y la ráfaga de luz deje de brillar en las retinas no te entristezcas, ni dudes que volverá el pinchazo en la nuca a despertar unas manos hibernando en los bolsillos.

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